Si a los tres años no he vuelto, de Ana R. Cañil


Hace ya un tiempo, la periodista Ana R. Cañil empezó a seguirle la pista a una terrible historia: la de las prisioneras de la posguerra cuyos hijos les fueron arrebatados por sus carceleros para internarlos en seminarios y conventos o darlos en adopción. Un práctica cruel que encontraba su ¿justificación? en teorías pseudocientíficas, propias de los regímenes totalitarios y defendidas sin fisuras por médicos, religiosos y legisladores de renombre de la época.

Madrid, primavera de 1939: Jimena Bartolomé, apenas salida de la adolescencia y recién casada con el amor de su vida, es encerrada en la cárcel de mujeres de Ventas. En esta siniestra institución, su directora, María Topete, gobierna el destino de las reclusas y de sus hijos.


Dura y tierna a partes iguales, la autora consigue comprimir la historia de múltiples hombres y mujeres en España en la época franquista en una sola, ateniéndose siempre a los hechos reales (que al final son la base del libro) siendo capaz de construir una historia con ritmo e interesante. 

A pesar de que Cañil va sirviendo un montón de datos históricos constantemente, nunca vuelve la narración tediosa, al contrario, es capaz de intensificar todos los sentimientos, la tristeza, la agonía, la rabia. Un libro interesante, útil y formativo, que crea una lectura exquisita y adictiva.

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